Diablillo amigurumi |
Bendito sea el Diablo, que me amarra
al rojo de su capa y de su pluma,
y mis sentidos en amor sahúma,
y en fuego de dolor los achicharra.
Brinda una flor en su espumosa jarra
y una mujer surgiendo de la espuma,
que urden el iris de belleza suma
en que se enciende el arco de su garra.
No importa si la flor es venenosa
o es el infierno la mujer hermosa
en cuya tentación he de caer.
Bendito sea el Diablo que me tienta,
si siempre ante mis ojos se presenta
con una flor y en forma de mujer.
«Bendito Sea El Diablo». Luis Llorens Torres.
Diablillo amigurumi subido en un acanto |
Acanto: el nombre deriva del vocablo griego "ákanthos" = "espina", nombre que alude seguramente al hecho de que muchas especies de acanto están provistas de espinas. Las bellísimas hojas de esta planta han inspirado a muchos escultores de la Antigüedad, que decoraron frisos y capiteles precisamente con la forma de hojas de acanto.
Antiguamente, y todavía hoy en las poblaciones de Java y de Asia Menor, se atribuía a las hojas de acanto, a causa de sus duras espinas, el poder de impedir la entrada de los espíritus malignos en las viviendas y en los templos. Por este motivo, en muchas zonas de las costas mediterráneas, perdura todavía la tradición de colocar una mata de acanto a ambos lados de las puertas.
«Enciclopedia de las flores y las plantas». Ed. Orbis.
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