Pareja de conejitos amigurumi |
Era la hora de dormir. La liebre pequeña se agarraba
fuertemente a las orejas de la gran liebre.
Quería estar segura de que la liebre grande la escuchaba.
“Adivina cuánto te quiero”, le dijo.
“¡Uf!, no creo que pueda adivinarlo”, contestó la liebre
grande.
“Así”, dijo la liebre pequeña abriendo los brazos todo lo
que podía.
La gran liebre tenía los brazos aún más largos: “Pues yo te
quiero así”, le respondió.
“¡Umm…, cuánto!”, pensó la liebre pequeña.
“Yo te quiero hasta aquí arriba”, añadió la liebre pequeña.
“Y yo te quiero hasta aquí arriba”, contestó la liebre
grande.
“¡Qué alto…! ¡Ojalá yo tuviese brazos tan largos!”, pensó la
liebre pequeña.